La licuefacción pránica del pensamiento es etimológicamente una representación del tales y pascuales que nos refleja una práctica poco conocida pero singularmente estimulante y quiere elevar la concepción del tsi (eh sip!) a un nivel mas acorde a su verdadera posición en la mente del colectivo. Es muy fácil percibir estas facciones en la movilización de las fugas dentales, que traspasan las fronteras de la piel, aquel perimetro entre nuestro interior y la interpolación lineal con el resto del mundo.
Particularmente ya lo decía Kansteng (1845-1901), "el hedor producido por una gónada en venticulación es inversamente proporcional a la posibilidad de encontrar otra paralelamente opuesta a su simetría". Esta gran enseñanza que aún perdura hasta nuestros días nos revela la condición diametral de nuestra realidad humana.
Por ello es necesario que cuando tengas hambre, comas... no dejes que se empiecen a consumir digestivamente las palabras vanas que rebotan y no se circunscriben dentro de tus lagañas.
Asi que...¡Me voy a almorzar! La enajenación gástrica dispone de otros métodos menos peyorativos.
Entonces me remito a Membergrand (1970), en su afamado libro La Alegría de Saber (ed. Limbo) cuando dice: "la sexualidad humana es una chimba". Y esto supone una iconografía inembergable que crece día a día, de la misma forma en que podríamos considerar la ergonomía vaginal. Pero este apasionante tema será desarrollado con toda profundidad y discusión en una próxima oportunidad.
Alguna vez en el Paseo de Bolivar aprecié un acto de ventriloquía anal y me pregunté ¿por qué un acto de tal belleza no se ha llevado a La Rambla de Barcelona o al Museo de Arte Moderno Tokio en Paris?. Pues, bien, venid. Es fruto de la inaculidad de la patufección social que sea difícil clasificarlo como "Arte Callejero" o como muestra contemporánea digna de un salón de museo y que por ello sea objeto de injurias y desavenencias públicas.
Cabe anotar, siempre y cuando el anote sea realmente grandote; pues de lo contrario no cabe, ni cabrá a menos que el anquilosamiento figurativo de la expresión cutánea sea nuevamente reendilada. Que se nos permita una vez más el goce terreno, libre de toda inequidad y cuanaxia lúgubre.
De esta manera dejo abierto el espacio a la animadversión, al debate perenne, al hijueputamiento crónico para que cualquier pensador defeque libremente su palabra.
Particularmente ya lo decía Kansteng (1845-1901), "el hedor producido por una gónada en venticulación es inversamente proporcional a la posibilidad de encontrar otra paralelamente opuesta a su simetría". Esta gran enseñanza que aún perdura hasta nuestros días nos revela la condición diametral de nuestra realidad humana.
Por ello es necesario que cuando tengas hambre, comas... no dejes que se empiecen a consumir digestivamente las palabras vanas que rebotan y no se circunscriben dentro de tus lagañas.
Asi que...¡Me voy a almorzar! La enajenación gástrica dispone de otros métodos menos peyorativos.
Entonces me remito a Membergrand (1970), en su afamado libro La Alegría de Saber (ed. Limbo) cuando dice: "la sexualidad humana es una chimba". Y esto supone una iconografía inembergable que crece día a día, de la misma forma en que podríamos considerar la ergonomía vaginal. Pero este apasionante tema será desarrollado con toda profundidad y discusión en una próxima oportunidad.
Alguna vez en el Paseo de Bolivar aprecié un acto de ventriloquía anal y me pregunté ¿por qué un acto de tal belleza no se ha llevado a La Rambla de Barcelona o al Museo de Arte Moderno Tokio en Paris?. Pues, bien, venid. Es fruto de la inaculidad de la patufección social que sea difícil clasificarlo como "Arte Callejero" o como muestra contemporánea digna de un salón de museo y que por ello sea objeto de injurias y desavenencias públicas.
Cabe anotar, siempre y cuando el anote sea realmente grandote; pues de lo contrario no cabe, ni cabrá a menos que el anquilosamiento figurativo de la expresión cutánea sea nuevamente reendilada. Que se nos permita una vez más el goce terreno, libre de toda inequidad y cuanaxia lúgubre.
De esta manera dejo abierto el espacio a la animadversión, al debate perenne, al hijueputamiento crónico para que cualquier pensador defeque libremente su palabra.
What the Fuck? O, debería decir tal vez "What a Fucking Follada". Pero entonces, ¿no sería eso una redundancia?
ResponderBorrarJUA JUA JUA!!! Aqui defecando... Ahora todo es claro ;)
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