domingo, octubre 12, 2008

LO MOJA COJA

Como alguna vez lo reseñé en la cumileri-diverti la petifulancia es un tema recurrente en las fermenticulosas disertaciones de cocteles muñíquidos e ineférbiles que resuenan una y otra vez en aquellas meriglas cabezas sin fonte.

Anoche precisamente presencié lo opuesto, el desquiñe frenético de la gente, la música cavando las fúsicles de la muerte. En medio de la sensación abismal de soledad multitudinosa, pero bien, es una fuga (dental también) que nos revela la vela, que vela por leva.

Es otra pulsión, como la del Eros, el Thánatos y la gendular de la mecodia ónica. Disfónica, atónica, mólica, sónida y trólipa. Una que no se migea, una que no cachila en mi mochila. Una rara, informe, ásica, una que no se puede verbalizar, porque no existen palabras para hacerlo y por mas raguija que encuentre en la chuna no encontraré garriña que me pueda hacer salir de esa sensación morrida que me arropa sin ropa.

Ojalá algún día pueda hallar alguien con esa armillosa capacidad de belexión visceral, no!! mas bien lejos de las víceras, mas adentro de sus entrañas, mas quárkico que el encanto, mas semprelítico que la dopamina, la serotonina o las endorfinas. Pero es que sigue pareciendo umónico, sóclido, esdrújulo y chichachílido.

¿Cuantos munilititos mas tendrán que vilidar para que estas napilitencieses vueltan a larkar?

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